Sumario

En Primera Persona

Francesc Boya Alós

Secretario general para el Reto Demográfico

“Tenemos que ruralizar las ciudades”
“No es solo un problema de pueblos que pierden población, sino de toda la sociedad, que no podrá encarar los retos del siglo XXI si no tiene un medio rural vivo y dinámico”
“Hay que buscar que las pequeñas poblaciones sigan dando los enormes servicios que prestan a la sociedad conservando su entorno”

Texto: Ismael Muñoz / Fotografías: Secretaría General para el Reto Demográfico

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Tener calidad de vida en la localidad donde elija vivir es el deseo de cualquier persona, también en el medio rural. Es igualmente el objetivo de las políticas de la Secretaría General para el Reto Demográfico. Pero se enfrenta a desafíos estructurales que atañen a distintos elementos públicos y privados, colectivos e incluso personales. Francesc Boya, máximo responsable de este organismo, sabe que no se puede arreglar todo en una legislatura, pero sabe también que no podemos perder un minuto, hay que planificar y hacer. Debemos correr mientras nos atamos los zapatos, y eso no es fácil.

¿Por qué la vertebración del territorio ha pasado a ser un aspecto central en la política?

Porque en el territorio se generan muchos elementos fundamentales en esta época de crisis energética, alimentaria, sanitaria y geopolítica: las energías renovables, la biodiversidad, alimentos de calidad para ser autosuficientes, el agua, los bosques... La gestión del territorio es importante en la lucha contra el cambio climático. Todo esto es territorio y está relacionado con el medio rural. La globalización nos dijo que lo importante no era dónde se producía, sino el precio, y eso nos genera debilidades estructurales. Es el momento de repensar numerosos aspectos y muchos tienen que ver con el territorio. Necesitamos políticas para responder a todos estos retos a la vez, no se puede abordar solo la gestión de uno de ellos.

¿El mundo urbano es consciente de la importancia que tiene el mundo rural para que pueda mantener su calidad de vida?

Cada vez más, pero falta mucha pedagogía por hacer. Tenemos que ruralizar las ciudades, tienen que ser más sensibles a lo que sucede en sus alrededores, corresponsabilizarse con la gente de los pueblos en la conservación de sus espacios naturales. Y deben ayudar al medio rural para que las grandes palancas, como la innovación y el conocimiento, fluyan en esa dirección. Hay que generar caminos de diálogo que hagan que lo rural y lo urbano sea un espacio que se cruza y que aprende el uno del otro, que no tengamos la concepción de espacios burbuja que viven de espaldas entre ellos.

¿Es el reto demográfico uno de los grandes retos de España para los próximos años?

El reto demográfico es el resultado de una serie de problemas estructurales que nos han llevado al éxodo a las ciudades. Pero ahora se trata de responder a un problema mucho mayor que tiene que ver con que esté vivo. Si el medio rural no es dinámico no podrá prestar un servicio esencial a la sociedad. No es solo un problema de pueblos que pierden población, sino de toda la sociedad, que para encarar los retos del siglo XXI no podrá hacerlo si no tiene un medio rural vivo y dinámico.

¿Qué define a la política de reto demográfico?

Se trata de la construcción de una nueva política pública y, por tanto, no es una foto fija, sino elementos muy dinámicos y adaptativos, porque el territorio lo es. Tenemos que observar el territorio rural, sin olvidarnos de las ciudades, con una visión global, pero sabiendo que cada territorio es muy diverso, que cada ruralidad tiene unas particularidades que se tienen que entender y respetar, o el resultado final no será el que buscamos. Desde la Administración General del Estado hemos construido una serie de herramientas, pero no podemos hacerlo todo nosotros.

¿En qué momento de planificación se encuentra la política de reto demográfico?

Hemos hecho un plan vivo que cuelga de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, con revisiones permanentes de la misma. Con sus 130 medidas, lo definimos como un plan de choque con el que queríamos salir al paso para responder a una serie de problemas estructurales que sufría el territorio y aprovechar los fondos Next Generation. Hemos construido también la gobernanza, que era uno de los elementos más complejos. Es decir, cómo hacemos que algo tan transversal tenga las piezas de un puzle que encajen bien, respete las competencias de cada administración, incorpore espacios de conocimiento y genere un diálogo sobre el que fundamentar las grandes políticas. Y hemos creado una comisión delegada con otros ministerios, no solo para hacer políticas de desarrollo rural, sino para que la norma que promuevan tenga una visión que encaje en el medio rural.

¿Qué importancia tiene mantener los pueblos pequeños?

Cada pueblo tiene un rol, especialmente los de menos de quinientos habitantes. Son pueblos que con su actividad agroganadera y forestal mantienen un entorno. Cada pueblo es un bien preciado que tenemos que procurar que siga vivo, que la gente que habite en él lo haga con la mayor calidad de vida posible y con las oportunidades que todo el mundo quiere tener. Son los dos pilares que afectan al territorio rural: los servicios y las oportunidades. Hace años esas oportunidades pasaban por la agricultura, la ganadería y los productos agroalimentarios, y ahora, si ese pueblo está conectado, puede ofrecer también oportunidades a otros profesionales.

Sin embargo, la administración pública ha hablado a veces de la dificultad para mantener los servicios públicos básicos en estos pueblos pequeños y que la solución puede ser concentrar población en pueblos comarcales.

No estoy de acuerdo con esa solución. Si partimos de la base de que la idea lógica es la agrupación poblacional, nos lleva a las capitales de provincia y luego a las grandes ciudades. La lógica es la contraria: entender que el puzle de la cohesión territorial es la existencia de todos estos espacios habitados como una red sobre el territorio, que lo gestiona y lo hace en beneficio de todos. Hay que buscar que estas poblaciones sigan dando los enormes servicios que prestan a la sociedad conservando ese entorno.

¿Qué solución tenemos para esos pueblos pequeños?

Estamos en un proyecto llamado Aldeas del Siglo XXI que demuestra que tienen futuro muchas de ellas. Se han transformado en espacios de producción agroecológica, se ha hecho una reparcelación, tienen a personas que teletrabajan, se han asentado allí y han rejuvenecido su población. Sería absurdo renegar del legado de todos estos pueblos que, por otra parte, nunca han tenido mucha gente.