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Perdiendo la Tierra

Nathaniel Rich

Habéis desechado todos mis consejos […] Cuando vinieren sobre vosotros angustia y opresión, me llamarán y no contestaré (Proverbios 1, 25-28). Con esta cita bíblica, tan propia de la cultura americana, comienza Nathaniel Rich su obra Perdiendo la Tierra. Se trata de una crónica sobre la oportunidad perdida en la lucha contra el cambio climático, convertida en un fenómeno editorial en Estados Unidos, donde The New York Times Magazine le dedicó un número completo.

El libro arranca con la primera Conferencia Mundial sobre el Clima (Ginebra, 1979), “cuando ya sabíamos casi todo del calentamiento global”, y acaba diez años más tarde, desgranando la lucha entre los expertos que clamaban por actuar y los estrategas del partido republicano y sus lobistas, que lograron convertir hechos sin ideología en un problema político que ha dilatado las soluciones. La exposición, detallada y rigurosa, se encauza en una narración de tono literario que presenta a sus protagonistas con un estilo poderoso: Su expresivo rostro era propenso a configurar una amplia sonrisa, casi de maníaco, pero cuando guardaba la compostura, como mientras leía el informe del carbón, trasmitía preocupación […] Pomerance, alarmado, dejó la lectura a medio párrafo. Parecía haber surgido de la nada. Lo leyó otra vez.

El conjunto —incluyendo la magnífica portada: un hombre trajeado enterrando la cabeza en el suelo de un desierto— es la campana que avisa del incendio (del que no saldremos ya sin daños), pero, sobre todo, un marco para preguntarnos qué sociedad somos ahora, y cómo sacar la cabeza del agujero.

Edita: Capitán Swing, 2019

200 páginas / PVP: 18 euros

Buenas ‘malas hierbas’ del olivar

Samuel Galiano Parras y José Eugenio Gutiérrez Ureña

El oxímoron que da título a esta publicación es toda una declaración de intenciones. Muchas de estas plantas arvenses (nombre que realmente les corresponde) han acompañado siempre a los olivos, mejoran la estructura y fertilidad del suelo y evitan la erosión; demandando, con un buen mantenimiento, agua y nutrientes en zonas o en cantidades perfectamente tolerables para el olivar. Además, algunas son comestibles (manzanillas, collejas, hinojos), forrajeras (vallico), fijadoras de nitrógeno (vezas), e incluso las hay que actúan como fungicidas (jaramagos): todas conforman un nicho ecológico esencial en la biodiversidad y en la cadena trófica.

La guerra que se libró contra ellas en aras de la productividad, con beligerancia extrema y armas químicas, se ha mantenido sin tregua hasta hace poco, cuando muchos olivicultores han tomado conciencia del enorme problema ambiental y agronómico que supone para el olivar el producto final de esa contienda: la erosión y la pérdida de suelo. Y como no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, varios aportan su experiencia en esta publicación del proyecto LIFE Olivares Vivos (obligatorio ver su vídeo La cubierta vegetal en el olivar) que, además de ofrecer una lectura ágil y muy buenos esquemas y fotos, incluye una guía de buenas prácticas en su manejo. El objetivo: que los olivareros trabajen a favor de la naturaleza y hagan de la cubierta herbácea una de sus mejores aliadas.

Edita: SEO/BirdLife, 2019

60 páginas / Descarga gratuita

Experiencias de mujeres singulares en el medio rural

Varias autoras

Mujeres que gestionan o dirigen diferentes asociaciones y grupos de desarrollo rural de Andalucía comentan en estas 17 entrevistas las acciones que la sociedad debería abordar para que todas alcanzaran un desarrollo colectivo, personal y profesional en igualdad de condiciones con sus compañeros varones.

Algunas palabras ponen el dedo en la llaga, como las de Teresa Benítez Lora, gerente del GDR Serranía Suroeste Sevillana: “Hay que dejar de ver la conciliación como algo que practican solo las mujeres. La conciliación incumbe a toda la familia, es tarea de toda la sociedad”. O las de María Dolores Varo, del GDR Litoral de la Janda, al señalar el “abuso” de los roles de género, en los que “solo las mujeres son las cuidadoras”, un problema que es mayor en las zonas menos pobladas.

Varias ponen el acento en pilares que se deben reforzar, como la necesidad de desarrollar un tejido asociativo que empodere a la mujer, y la de facilitar su formación y presencia a todos los niveles, también en los sectores más masculinizados. Otras destacan la importancia de los medios de comunicación y las redes sociales como generadores de cambios de dinámica. El horizonte compartido, al que esta publicación da voz, es superar la doble discriminación para que, en palabras de Teresa Benítez, a las mujeres rurales las diferencie de las urbanas “solo el paisaje que las rodea, no las oportunidades ni los recursos”.

Edita: ARA: Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía, 2019

48 páginas / Descarga gratuita