El tractor e Instagram como herramientas de trabajo


Lorena Guerra

11 de Agosto de 2020
Innovación

11/08/2020. Lorena Guerra Sánchez, de 32 años, es oriunda de Fuente Obejuna (Córdoba). Estudió Ingeniería Técnica Agrícola porque desde pequeña le gustaba todo lo relacionado con el campo. Al terminar la carrera trabajó en varias empresas privadas pero un día el padre le preguntó si quería trabajar para ella misma o para alguien. Y en ese preciso instante se incorporó como agricultora a la empresa familiar, junto a su padre y su hermano.


  • Lorena Guerra — joven ingeniera y agricultora que triunfa en Instagram — habla con la Red Rural Nacional sobre trabajo y vida rurales y nuevas tecnologías.

18.300 seguidores en Instagram(@agricola_lorew). Esa es la friolera cifra que maneja Lorena en su red social favorita, en la cual se centra en mostrar su trabajo desde el tractor día a día. Lorena piensa que puede ayudar a muchos jóvenes que estén indecisos ante la posibilidad de trabajar o no en el campo. 

Por su trabajo digital y rural Lorena ya ha recibido dos premios: el Premio Agrophoto 2018 por sus fotos de recolección de la cosecha en Instagram y el “Reconocimiento en pro de la sostenibilidad en el medio rural” por parte del Desarrollo Rural del Valle del Alto Guadiato: “El reconocimiento que me hicieron en Bujalance la verdad no me lo esperaba, como tantas cosas que me están pasando a través de Instagram. Fue un reconocimiento por dar visibilidad al mundo rural desde mi cuenta día tras día”.

RRN: ¿Cómo es tu día a día?

Lorena Guerra: Dependiendo de la época del año y la situación meteorológica, hacemos una cosa u otra. Por la mañana o el día anterior mi hermano y yo planificamos lo que tenemos que hacer. Quedamos a una hora y nos dirigimos al campo. Hay días que comemos en el campo y otros que no. Hay días que vamos más temprano —como por ejemplo ahora que quedamos a las 3 de la mañana pues es temporada de pacas— y otros días que hay que esperar a que no haya blanda en la siega. Los agricultores estamos siempre mirando el tiempo, dependemos continuamente de él.

RRN: ¿Y cómo es la vida de una persona joven en el mundo rural?

LG: Durante la jornada laboral, es muy similar a la vida de una persona en la ciudad. Es decir, cada persona desempeña su trabajo en función de su oficio y ya está. Cuando hay más diferencias es en los momentos de ocio, que lógicamente ofrecen menos oportunidades. Pero también depende del estilo de vida que tenga cada cual. Si te gustan las grandes fiestas, aglomeraciones o actividades culturales, lógicamente en las zonas rurales hay menos oportunidades. Pero si llevas una vida más ligada a la naturaleza y las actividades al aire libre, el pueblo es el mejor lugar para disfrutar.

RRN: ¿Qué piensas que le hace falta al mundo rural para que esté completo y no se eche en falta a la ciudad?

LG: Principalmente le falta gente (risas). Porque somos pocos aquí. Y hay veces que no tienes a nadie con quien salir a correr o ir a tomar algo. Si hubiera más gente, pues también habría otros servicios en nuestros pueblos: colegios, guarderías, actividades formativas y de ocio, bares, tiendas, cines... Pero a día de hoy, con la ayuda de las nuevas tecnologías, tenemos más servicios cubiertos. Por ejemplo, ver una peli, comprar ropa, realizar un curso o mil cosas más, ya son actividades que las podemos hacer sin salir de nuestro pueblo.

RRN: ¿Crees que las redes sociales pueden cambiar y transformar la imagen del mundo rural? 

LG: Espero que sí, y para bien. Creo que en las ciudades hay mucho desconocimiento de lo que es la vida en las zonas rurales y de nuestro trabajo como agricultores. 

Yo, a través de Instagram, enseño mi día a día. Y hay mucha gente que me sigue desde ciudades y les gusta lo que ven. Se interesan por mi trabajo y me plantean cuestiones de todo tipo. Hay veces que son preguntas tan cotidianas que a mí me sorprenden. Pero ahí es cuando me doy cuenta del desconocimiento y de la gran brecha que hay entre campo y ciudad.

RRN: A raíz de la pandemia y del confinamiento, muchas miradas se dirigen ahora al mundo rural. Primero, por haber sido los proveedores de la alimentación en las ciudades. Segundo, porque la calidad de vida añorada en el encierro ha sido la de la vida rural. ¿Piensas que va a haber un cambio, una migración o una huida de la ciudad al campo?

LG: Ya es hora de que se valore el sector primario. Durante este confinamiento, se ha visto la importancia de nuestro sector. Hemos seguido trabajando y produciendo alimentos para toda la ciudadanía. Un reconocimiento que no se traduce en precios, injustamente.

No sé si realmente toda la gente que ahora quiere volver al pueblo lo harán. Ojalá. Si se vienen a vivir más personas a nuestros pueblos, encantados y bienvenidos. Es un grave problema la despoblación rural, y con esta pandemia igual se revierte esta situación. Aunque lo importante para poder vivir en las zonas rurales es tener un empleo digno y remunerado. 

RRN: ¿Cómo has vivido el confinamiento?

LG: Al principio con miedo. Supongo que como todo el mundo. Después con la tranquilidad de vivir en una zona donde apenas ha habido casos, y con la posibilidad de seguir trabajando. Entiendo que hay muchos otros autónomos o trabajadores que se han tenido que quedar en casa sin aportar ingresos o incluso teniendo pérdidas. Reconozco que en el sector agrícola somos unos privilegiados

RRN: ¿Qué planes tienes a medio y largo plazo?

LG: Me veo trabajando en lo que me gusta, que es el campo. Disfruto con mi profesión y quiero seguir como joven agricultora. No descarto probar algún que otro cultivo menos visto por esta zona. Y tampoco descarto realizar alguna actividad relacionada con las redes sociales. ¡No hay que desperdiciar las oportunidades que vayan surgiendo, como se suele decir, el tren pasa una vez!